Antiguas Civilizaciones

El Alto Imperio o Principado tuvo una duración de tres siglos (s. I, II y III) en los cuales se sucedieron una serie de dinastías, guerras civiles, crisis y una anarquía militar.

 

Las tres primeras dinastías contemplan la figura y la obra de Augusto, fundador del Imperio, como un ejemplo a seguir y a evocar. Durante la dinastía Julio-Claudia vemos la búsqueda constante por alcanzar la estabilidad del Príncipe a través de la administración estatal y sobre todo, dar legitimidad al poder Imperial. Hay que subrayar la relación de éstos césares con el Senado, la formación del aparato burocrático y el problema del poder y el culto imperial.

 

La crisis del 68/69 y la sucesión de cuatro emperadores con la subida al poder de Vespasiano, el primer césar que surge y es apoyado fuera de la capital del Imperio, dará comienzo a la dinastía Flavia.

Con Nerva comienza una nueva dinastía, los Antoninos, con figuras destacadas como Trajano y Adriano, y con Antonino Pío, que significó la estabilidad tanto geográfica como administrativa. Con Marco Aurelio comienzan signos de inestabilidad y amenazas del exterior.

El Principado de Commodo, ultimo de los emperadores Antoninos, se caracteriza por el enfrentamiento con el Senado y la caída de la economía, debido a los excesivos gastos del emperador. Preludio de la crisis.

 

La muerte de Commodo produjo una vez más, un vacío de poder, la intervención del ejército y la Guerra civil entre los años 193-197, donde se impuso victorioso un nuevo césar, Septimio Severo, que inauguró una nueva dinastía, la dinastía Severa. Con la muerte de su último emperador, Alejandro Severo, en el año 235 hasta el inicio del Bajo Imperio, iniciado por Diocleciano, transcurren cincuenta años, quizás los más turbulentos y difíciles de la Historia de Roma. El Imperio entró en una crisis: los pueblos bárbaros mantuvieron durante décadas una constante presión sobre las fronteras, las condiciones económicas empeoraron, el poder imperial cada vez era más absolutista y la peste volvió a azotar a la población.

El estado del Imperio fue muy crítico entre los años 235-268 y en la segunda fase de la crisis, 268-284, los emperadores ilirios pusieron las bases para la recuperación.

 

En el año 284 el ejército sublevado de Calcedonia, proclamó emperador a un oficial dálmata que asumió el poder con el nombre de Diocleciano. Con él se abre un período de superación de la crisis política anterior  y de una serie de medidas que afectarán a la evolución del mundo romano bajo-imperial.