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roma 

Dentro del mundo antiguo, la última y más influyente de sus civilizaciones fue Roma. Ya en el s. I a. C., los romanos habían conseguido unificar todas las tierras ribereñas del mar Mediterráneo en un solo Estado. Otros imperios habían existido antes, como el persa o el de Alejandro Magno, que controlaron también una gran extensión de territorio. Pero ningún poder llegó a ser  tan persistente ni a ejercer una labor civilizadora tan duradera como el romano.

        Roma supo dotar de un marco político-administrativo estable a numerosos territorios que jamás habían gozado de períodos prolongados de paz, imponiéndoles su lengua -el latín- e introduciéndolos en las ventajas de la civilización urbana. Un mismo sistema de educación, continuación innovadora del griego, unía a hispanos y africanos, a itálicos y britanos.

 

El Imperio se prolongó como construcción política estable en Occidente por espacio de cinco siglos. Pero todos los agentes que contribuyeron a su desintegración (los bárbaros, el cristianismo, las diferencias sociales y el surgir de las nacionalidades) quedaron profundamente influidos por la acción romana. El nombre de Roma, con todo lo que éste implicaba, sobrevivió a su poder político.

El Origen de Roma

 

Como ocurre con otras ciudades del mundo antiguo, el origen de Roma sigue siendo en gran parte enigmático. Desde hace décadas los historiadores discuten la originalidad del caso romano. Así, unos aceptan los datos de la tradición romana, según la cual la fundación de Roma se remonta a mediados del s. VIII a. C. – la fecha del 753 a. C. fue establecida por Varrón en el s. I a. C.- ligada a la leyenda de los gemelos (Rómulo y Remo). Otros, en cambio, fieles a los resultados arqueológicos, sostienen que el “nacimiento” urbano de Roma no pudo ser anterior a finales del s. VII a. C., o incluso de 575 a. C., fecha de la segunda desecación y pavimentación del Foro que permitió la construcción de la ciudad.

Tanto si se asume la tradicional fundación de la Urbs por Rómulo en el s. VIII a. C. como si se acepta la formación posterior al menos siglo y medio después, la ciudad antigua es inseparable de su propio territorio.

 

 

 

Nacimiento de una leyenda: Rómulo y Remo

 

La necesidad de encontrar una explicar acorde con su poderosa civilización, hizo que los romanos llevaran a cabo la famosa leyenda de Rómulo y Remo.

Cuenta la leyenda que, acabada la guerra de Troya – hacia el 1200 a. C. - , tomada y destruida esta ciudad de Asia Menor, Eneas, héroe troyano, se hace a la mar en busca de otra tierra donde asentarse. Tras la peripecia de una tempestad provocada por Juno -enemiga de los troyanos- y aplacada al fin por Venus -madre de Eneas- éste arriba con su nave a las costas de Africa, a Cartago. Dido, la reina, se enamora de él. Pero Mercurio -enviado por Júpiter- ordena a Eneas que abandone a Dido y que zarpe hacia Italia donde debía fundar un nuevo reino.

Eneas llega a la región del Lacio y es recibido por el rey Latino, donde acabará casándose con la hija de éste, Lavinia. De esta unión nacerá uno hijo: Ascanio.

 

Ascanio es el legendario fundador de Alba Longa, la principal ciudad-estado del Lacio, que fue gobernada por doce reyes: el penúltimo, Numitor, fue destronado por su hermano Amulio. Desesperado por mantener el poder, Amulio intentó eliminar a los descendientes de Numitor incluso antes de que nacieran. Obligó a su sobrina Rhea Silva, hija de Numitor, a convertirse en virgen vestal para que nunca tuviera hijos. Pero Marte, el dios de la guerra, poseyó a Rhea Silva y la dejó embazada de dos niños gemelos, llamados Rómulo y Remo.

 

Loba capitolina y gemelos Romulo y Remo

Ansioso por si los nietos de Numitor cuestionaban su mando, Amulio mandó matar a los recién nacidos. Pero el sirviente encargado de llevar a cabo la tarea no pudo hacerlo y lo dejó flotando en el Tíber, donde Tiberino, dios del río, les salvó la vida. Rómulo y Remo fueron criados por una loba en el monte Palatino hasta que un pastor, Fáustulo, los encontró y los cuidó como hijos propios.

Cuando se hicieron mayores mataron a Amulio y repusieron en el trono a su abuelo Numitor. 

 

Una vez alejada la amenaza de Alba Longa, los dos hermanos se proponer establecer su propia ciudad, eligen como asentamiento el Monte Palatino. Mientras Rómulo traza con el arado el recinto urbano -la Urs quadrata (753 a. C.) -. Remo, burlándose de él, salta el muro sagrado. Enfadado con su hermano, Rómulo lo mató y se proclamó rey. En el año 748 a. C. el nuevo enclave recibió en nombre “Roma” en su honor. 

 

La loba capitolina amamantando a los gemelos Rómulo y Remo. Se trata de una escultura en bronce atribuida a la escuela de Vulca, escultor etrusco, que vivió en la ciudad de Veyes. Los niños son obra del artista florentino del Renacimiento, Antonio del Pollaiolo, que murió sobre el año 1500, y fueron añadidos a la escultura principal después de esa fecha. 

Pero Roma no habría durado más de una generación si no hubiera sido por las argucias de Rómulo. Su grupo de bandidos, proscritos y marginados constaba solo de hombres y sufría de una peligrosa falta de mujeres. Para compensar esta situación, Rómulo invitó a los sabinos, una pequeña civilización cercada al monte Quirinal, a que se unieran a ellos para celebrar una festividad religiosa. En lugar de mostrar hospitalidad, los romanos raptaron a las sabinas y regresaron con ellas a Roma para convertirlas en esposas de ciudadanos romanos. Como consecuencia, los sabinos y los romanos se declararon la guerra.

 

Rómulo envió a un ejército para detener el avance sabino y entablaron batalla en las marismas situadas entre los montes Capitolino y Palatino, donde más tarde se erigiría el foro romano. Justo cuando iban a iniciar el combate, las sabinas capturadas corrieron hacia el campo de batalla e imploraron a su padres y maridos que dejaran de luchar. Persuadidos y conmovidos por el valor de las mujeres, ambos ejércitos no solo se declararon la paz, sino que decidieron unificarse. El rey de los sabinos reinaría junto con Rómulo; la alianza significó la primera expansión de Roma, desde el monte Palatino al Quirinal. El Capitolino, que quedaba en medio de ambos enclaves, fue escogido como el centro político de la ciudad.

Unos años después de la unificación, Tatius, rey de los sabinos, fue asesinado y Rómulo se convirtió en el único rey del asentamiento. 

 

Así comienza la monarquía romana. A Rómulo -rey latino- le suceden Numa Pompilio, Tulio Hostilio y Anco Marcio -reyes sabinos- más Tarquino el Antiguo, Servio Tulio y Tarquino el Soberbio -reyes etruscos-.

 

Roma, ciudad privilegiada del Lacio

 

Pero no hay base arqueológica que sostenga un origen de Roma como ciudad relacionada con Eneas y sus descendientes. Según la arqueología, los orígenes de Roma parten de unas primitivas aldeas de estructura tribal. A partir del s. VIII a. C. hay un aumento de la población, adscripción indoeuropea de la lengua latina y aparición de instituciones político-sociales y religiosas que darán forma a la cultura del Lacio.

 

Al Lacio, en general, y el área de la futura Roma, en particular, llegaron influencias de las dos culturas protohistóricas predominantes en el ámbito itálico: la villanoviana, del norte, basada en la agricultura y la extracción de metales, y de tradición crematoria, puesto que incineraban a sus muertos y enterraban sus cenizas recogidas en pequeñas urnas, que se extendió por Umbría y Etruria hasta el Tiber; y la apenínica, procedente del sur, basada en la economía pastoril, de tradición inhumatoria con enterramientos en fosas, pozos o cámaras. Por tanto, una economía mixta y una tradición también mixta.

 

El Lacio antiguo era la región en la que habitaron los antiguos latinos. El valle del Lacio era una llanura que ofrecía excelentes condiciones para la explotación agrícola y ganadera, además de estar abierta al mar y ser punto de confluencia de varias vías terrestres, factores que propiciaron un rápido desarrollo.

Hasta los s. VIII-VII a. C. solo puede hablarse de aldeas que más tarde se constituyeron en ciudades, aunque la mayor parte de la población fue absorbida por Roma, como sucedió con las aldeas del Lacio.

 

 

 

 

En el Lacio existía una unidad cultural. La lengua, el latín fue un factor por el que los latinos se diferenciaban de sus vecinos, pero también por sus dioses, por la estructura onomástica personal y por el grado de desarrollo económico y social.

Al principio hay un proceso de formación de grandes núcleos urbanos, que se corresponde con los primeros asentamientos coloniales griegos de Italia y con la consolidación de las ciudades etruscas. Se introduce el torno de alfarero, las técnicas para trabajar el metal, la sociedad se estratifica y se acelera el proceso de desarrollo urbano.

 

Urna villanoviana con casco

Urna villanoviana con casco. Las necrópolis de esta cultura son de incineración en urnas, siguiendo la tradición de los Campos de Urnas, siendo muy características las que se tapan con un casco con cimera.

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