Antiguas Civilizaciones
Mesopotamia > El Templo Sumerio
Reconstrucción hipotética del Templo de Eridú. Templo sobre plataforma. Fase de Eridú (5000 a. C:)
El templo sumerio
La construcción de templos fue una constante entre las comunidades mesopotámicas desde sus primeras fases de desarrollo urbano. El importante papel que desempeñó la religión partía de la idea de que los dioses estaban relacionados con las fuerzas de la Naturaleza, de los que dependía el mantenimiento del orden y la subsistencia de la ciudad.
El rey fue considerado como un ser engendrado por la divinidad, al que correspondía el papel de intermediario entre ésta y los hombres, y el que tenía que edificar templos como señal de gratitud a los dioses. El templo se convirtió en sede del poder secular y sacerdotal, siendo el verdadero eje vertebrador de la vida religiosa, política y social.
El ziggurat o torre escalonada constituye la tipología básica del templo mesopotámico, que adquirió su plena formulación a finales del III milenio a. C. en el seno de la cultura neosumeria. Pero hasta adquirir su forma definitiva de zigurat atravesó por un proceso de formación cuya referencia la encontramos en la llamada “fase de Eridú” (5000 a. C.) correspondiente todavía a la etapa de desarrollo prehistórico de la cultura sumeria.
Eridú, considerada la ciudad más antigua del sur de Mesopotamia, se organizó en torno a un templo. Su estructura consistía en un sencillo edifico cuadrado compuesto por una sala a modo de capilla, en la que existían dos únicos elementos: un nicho abierto en uno de los muros para señalar el lugar de aparición del dios y una mesa de ofrendas ubicada ante él. La estructura inicial se complicó para adquirir una forma que a partir de entonces quedó asociada a los templos.
Consistía en una planta rectangular tripartita compuesta por una espaciosa nave central y otras dos laterales divididas en capillas. Junto a ello, la tendencia a la elevación y la obtención de formas macizas, una fachada de entrantes y salientes, dotando al templo de un aspecto de fortaleza elevada sobre una plataforma, a la que se accedía a través de una escalera abierta.
En la fase de Uruk, encontramos el denominado Templo Blanco, edificio dedicado a Inanna, diosa principal de la ciudad de Uruk y del panteón sumerio.
La construcción de su estructura fue a base de sillares de piedra caliza. Se introducen novedades en la articulación de su espacio interior, que se organizó mediante una nave central en forma de T que terminaba en una cabecera dividida en tres capillas, y dos naves laterales muy abiertas al espacio central. Formando parte de este conjunto religioso se hallaba otro templo más pequeño.
El Templo Blanco de Uruk acentuó la tendencia a la elevación del templo mediante la disposición de la construcción en lo alto de una montaña artificial, orientada a los cuatro puntos cardinales y elevada casi 13 metros sobre el nivel del suelo. Una escalinata construida en uno de los flancos de la montaña daba acceso a una gran terraza sobre la que se ubicaba el templo. Su elevación parece estar relacionada con el significado que los sumerios otorgaban a la montaña, a la que veían como una representación de la tierra, en cuyo interior residía el origen de la vida y los ciclos de la naturaleza.
Templo Blanco de Uruk, dedicado a la diosa Inanna, diosa principal de la ciudad
Zigurat de Ur (s. XXI a. C.) Templo construido por el rey Ur-nammu dedicado a la diosa lunar Ianna.
El ziggurat o “torre escalonada”: el modelo de la III dinastía de Ur
Con la caída del Imperio Acadio a finales del III milenio a. C. y la fundación de la III Dinastía de Ur (período neosumerio - 2125-2025 a. C.) se recuperó la construcción de templos, tras un proceso de decadencia vivido durante el gobierno de corte absolutista de la dinastía de Sargón I de Akkad. Así, el templo recuperó su protagonismo entre los edificios públicos y la tipología que gozó de mayor tradición en Mesopotamia fue el zigurat.
El zigurat era una construcción maciza, construida en adobe y recubierta de ladrillo, de planta cuadrada o rectangular, cuyas paredes estaban dispuestas en forma de talud (inclinación del muro). Sobre esta base se iban levantando sucesivamente terrazas en número impar y de forma decreciente, configurando una estructura en torre escalonada a cuyos módulos se podía ir ascendiendo a través de un sistema de escaleras de ladrillo.
El zigurat que sirvió de prototipo para los muchos que se construyeron en toda Mesopotamia, fue el realizado en la ciudad de Uruk, por el rey UrNammu, dedicado a la diosa lunar Nannar.
Estaba ubicado en medio de un patio y tenía planta rectangular con los ángulos orientados a los cuatro puntos cardinales. Constaba de tres terrazas, a la primera de las cuales se accedía mediante tres escalinatas que conducían a un espacio del que partía a su vez otra escalera que llevaba al templo que supuestamente se encontraba en la cima. El zigurat estaba delimitado por murallas, dentro de las cuales existían patios y dependencias anejas, siguiendo la tendencia ya desarrollada en los templos sumerios del período dinástico.