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Bajo Imperio o Dominado (284-476)
El Bajo Imperio romano se extiende desde la ascensión de Diocleciano al trono, año 284, hasta la caída del Imperio romano de Occidente en el año 476. Durante este período se instaura la Tetrarquía, un sistema de coemperadores: un emperador gobernaba en Occidente y otro en Oriente, y cada uno nombraba a un emperador asistente. El resultado fue el gobierno de cuatro hombres llamado tetrarquía. Este sistema duró 40 años: Primera Tetrarquía (284-305), Segunda Tetrarquía (305-326). En el año 326 Constantino I quedará como único emperador y darán los pasos que llevaran al desarrollo del Imperio romano cristiano. Una nueva fase empieza con el muerte de Constantino en el año 337, con los gobiernos de Los Constatinídas, hijos de Constantino.
Diocleciano (284 – 305)
Cayo Aurelio Valerio Diocleciano era hijo de un liberto originario de Iliria. Se enroló en el ejército donde desarrolló una extraordinaria carrera. En el año 284 fue nombrado emperador por sus tropas en Nicomedia. A principios del 285 venció a Carino, que entonces ostentaba el cargo y se dispuso a unificar el Imperio.
Desde este momento pondría en marchar uno de los programas reformadores más importantes de la historia romana, consiguiendo la restauración del Imperio. Transformó el Estado en una monarquía absolutista basada en la esclavitud, en la burocracia y el ejército, instalando la capital en Nicomedia. Esta forma de despotismo le llevó a ser conocido como domus (señor), en lugar de princeps (ciudadano de primera), por lo que este período se conoce como Dominado.
Diocleciano (244-311). Originario de Iliria y de procedencia humilde, fue nombrado emperador por sus tropas en el año 284. Estableció la tetrarquía como sistema para gobernar el vasto Imperio Romano.
Pero la gran aportación de Diocleciano será la instauración de la tetrarquía al dividir el Imperio en cuatro partes dirigidas por dos augustos y dos césares: en el año 287 Diocleciano nombró Augusto (coemperador) a Maximiano y le concedió el control de la mitad occidental del Imperio. En el año 293, Galerio y Constancio fueron nombrados césares. La Tetrarquía permitía tratar varios frentes de forma simultánea, y eso ayudó a terminar con las incursiones de los alamani y de los sasánidas, a sofocar revueltas en Britania, Mauritania y Egipto, y a restaurar el orden.
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Diocleciano quedó con el gobierno de Tracia, Asia y Egipto (Augusto - Oriente)
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Galerio con la península balcánica (César - Oriente)
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Maximiano con Italia, Hispania y Africa (Augusto - Occidente)
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Constantino Cloro con la Galia y Britania (César - Occidente)
Cada augusto debía renunciar al poder a los 20 años para cederlo al César quien ocuparía el cargo del augusto y nombraría un nuevo César. De esta manera se garantizaba el orden de sucesión y se eliminaban las usurpaciones. Así, en el año 305 los augustos Diocleciano y Maximiano dimitían.
Reformas de Diocleciano
Los objetivos de las reformas eran el saneamiento de la economía, la defensa de la integridad del imperio e incluso la defensa de la romanidad (lo que explicaría tanto la persecución de los cristianos que amenazaban la religión romana tradicional, como la imposición del latín en Oriente, donde solo se hablaba griego).
Diocleciano introdujo reformas para controlar el ejército y minimizar el riesgo para el Imperio. Dobló el número de provincias: Italia perdió su subordinación directa al gobierno central, y adquirió carácter de territorio provincial como el resto del Imperio. Fue dividida en nueve provincias. Las provincias, a su vez, fueron agrupadas en circunscripciones más amplias: las diócesis. Se crearon 12 diócesis: 6 en Oriente (Oriente, Ponto, Asia, Tracia, Mesia y Panonia) y 6 en Occidente (Britania, Italia, Galia, Hispania, Vienense y Africa). Cada diócesis era dirigida por un vicarius. Los vicarios eran reclutados entre los caballeros, y constituían un grado intermedio entre los gobernadores y el emperador. Sus poderes eran exclusivamente civiles, sin competencias militares. Estas fueron transferidas a los duces, que eran los jefes de las circunscripciones militares.
La organización administrativa provincial se completó con la creación en el 305 de las prefecturas, grandes circunscripciones regionales administradas por los prefectos del Pretorio. Inicialmente parece que hubo dos: la de Oriente y la de Occidente. A finales del s. III se elevó a cuatro, dos para oriente y dos para occidente.
Otra medida de control fueron los agentes in rebus, funcionarios itinerantes, verdaderos espías del emperador que practicaban una vigilancia política y policial sobre todo el conjunto de los administradores.
Respecto a las reformas económicas, Diocleciano intentó controlar la inflación, primero reforzando el precio del oro y después, cuando la medida fracasó, introduciendo precios fijos según el "Edicto sobre precios máximos" (año 301).
Referente al sistema impositivo, el impuesto de capitación, que en esencia era el impuesto anonario prexistente desde la época de los Severos, fue sometido a reorganización y convertido en el principal impuesto mantenedor del Estado. En la base de este impuesto está el censo de 297.
En la elaboración de este censo catastral se contemplaba, primero las unidades territoriales, iuga. Un iugum era la extensión de tierra susceptible de ser trabajada por un hombre (caput). En este sistema se valoraban tanto al hombre (trabajador agrícola) como la tierra, que eran considerados como un todo inseparable. El caput era el trabajador agrícola y la iugatio-capitatio era la base imponible que resultaba de la equivalencia entre la unidad de capitación (caput) y la unidad territorial (iugum). Este impuesto se percibía en especie (annona). Este impuesto no recayó sobre los habitantes de las ciudades, que carecían de tierra.
Con este sistema se abscribía al campesino a la tierra y el suelo se sometió a un cultivo más intensivo. Al mismo tiempo se consolidaron las bases del colonato, y a finales del s. IV , el surgimiento de los patricia vicorum (cuya razón de ser fue el agobio impositivo de los pequeños propietarios) contribuyó al desmembramiento económico y jurídico del Imperio.
Muchos pequeños propietarios pasaron a convertirse en colonos de los grandes terratenientes. El dominus se hacía responsable del impuesto de éstos, que a cambio, perdían la propiedad de sus tierras y seguían cultivándolas en precario.
Por último, en la política religiosa se apoyó en tres ejes: revitalizarla religión tradicional romana, persecución de los maniqueos y cristianos.
Los maniqueos eran abundantes en Oriente, y eran seguidores de la doctrina de mani. Se trataba de una religión de origen persa, por lo que se temió que se organizaran grupos de apoyo a los persas, por ello la persecución de los maniqueos adquirió un carácter político, para eliminar posibles conspiraciones contra el estado romano. Respecto a los cristianos, Galerio, ferviente pagano, decretó una persecución contra los cristianos en el 303. Se quemaron algunas iglesias y se condenó a muerte a los miembros del clero y a cuantos cristianos se negaran a rendir sacrificios a los dioses romanos. Esta persecución solo afectó a Oriente.
Segunda Tetrarquía (305-326)
Tras la abdicación de Diocleciano y Maximiano, los dos césares pasaron a ser augustos: Galerio para Oriente y Constancio para Occidente. Estos nuevos augustos eligieron a su vez dos césares: Maximino Daza (Galerio) y Severo (Constancio).
En esta segunda tetrarquía el hombre fuerte era Galerio. Pero los apoyos los tenían, Constantino (hijo de Constancio Cloro) y Majencio (hijo de el ex – augusto Maximiano) en Italia y entre los pretorianos y las cohortes urbanas de Roma.
Cuando en el 306 murió Constancio Cloro, su ejército proclamó augusto a Constantino, su hijo. Pero meses después, Majencio fue proclamado augusto por los pretorianos de Roma. Galerio no reconoció al nuevo augusto, lo que obligó a Maximiano a salir de su retiro para consolidar la situación de su hijo frente a Galerio. Pero éste no intervino a favor de Majencio, sino que estableció una alianza con Constantino, que implicaba el casamiento de éste con Fausta, hermana de Majencio.
Tras la muerte de Severo, Galerio designó como augusto a Licino, un amigo fiel. Como césar de Licinio se reconoció a Constantino.
Representación de los cuatro tetrarcas (Diocleciano, Maximiano, Constancio y Galerio) tallada en pórfido y datada sobre el año 300 d. C. Ahora se encuentra en la entrada occidental de la basílica de San Marcos, Venecia, pero originalmente se encontró en el palacio imperial de Constantinopla. Esta escultura está diseñada para unir la identidad individual de los hombres, con la idea de solidaridad de grupo, simbolizada por el abrazo.
En el 311 Galerio reconoció a Constantino como augusto y también a Maximino Daza. Así, el Imperio contó aquel año con cuatro augustos: Galerio y Maximino Daza en Oriente y Constantino y Licino para Occidente; ningún césar y usurpador, Majencio.
A finales de año muere Galerio, lo que convierte a Maximino Daza en único emperador de Oriente y sin intenciones de asignar un césar. Constantino estableció un doble juego: reforzar la alianza de los tres augustos para eliminar a Majencio, y paralelamente, con Licinio, la eliminación de Maximino Daza y el reparto del imperio entre ambos. Al año siguiente (312) Constantino venció a Majencio en las batallas de Turín y Saxa Rubra.
Tras su victoria, Constantino entró en Roma, donde tanto el pueblo como el Senado le aceptaron como emperador. A partir del 313 Constantino tuvo un acercamiento hacia los cristianos. Por el Edicto de Milán (313) acabó con el culto estatal pagano en Roma, decretó el fin de las persecuciones contra los cristianos. Al apartarse del modelo tetrárquico y de las referencias religiosas a Júpiter y Hércules, como dioses protectores particulares del poder imperial, Constantino resaltó más los aspectos a un solo dios como correspondía a un solo emperador. Comienza un nuevo período con Constantino y sus sucesores.