Antiguas Civilizaciones
Roma > La República Primitiva
El origen de la República se sitúa en los últimos años del s. VI a. C. (509-508). La República se instauró bajo el dominio o protectorado de Porsenna (rey etrusco de la ciudad de Clusium), que expulsa al último rey de Roma.
Según la leyenda, la noble Lucrecia, esposa de Colatino, noble sabino, encendió la pasión de Sexto Tarquinio, hijo de Tarquinio el Soberbio. Violada por el joven, se quitó la vida ante su marido y su padre, en su ciudad, Colacia. Sus parientes y amigos, capitaneados por Junio Bruto, llevaron su cadáver a la plaza pidiendo la rebelión contra los reyes de Roma. La multitud, indignada, se dirigió a Roma y allí, junto con los romanos, expulsaron a Tarquinio y a sus familiares, que se refugiaron en Etruria.
La expulsión de los reyes etruscos abrió un largo período de dos siglos presididos por tres grupos fundamentalmente: en el interior, las luchas patricio-plebeyas y la creación de las instituciones republicanas. En el exterior, la expansión de Roma por Italia.
Busto de L. Junio Bruto, patricio romano que la tradición considera como uno de los que derrocaron la monarquía de Tarquinio el Soberbio y fundador de la República romana.
El gobierno de la República romana se fundó sobre las cenizas de la monarquía. Ahora Roma no iba a ser gobernada por un hombre, sino por dos. Estos serían los cónsules, y ambas voluntades debían compensarse. Esto se conseguía ya que cada uno de ellos tenía derecho a veto sobre las decisiones del otro. Para evitar el despotismo se limitaron los mandatos a un año, aunque podían ser reelegidos.
Los cónsules eran nombrados por los Comicios Centuriados, y recibian la investidura por la lex curiata de imperio. El régimen consular se basa en la colegialidad y anualidad. Los cónsules ostentan el poder en términos de absoluta igualdad, y les correspondía el imperium y los auspicios.
Los Comicios Centuriados eran una asamblea que se reunía una vez al año para nominar a los magistrados del año siguiente. Además de los cónsules, los comicios nombraban a los pretores, censores y ediles.
Por su parte, el Senado consiguió resistir la transición de la monarquía a la República, y de hecho salido fortalecido por el cambio. Siguió siendo el órgano asesor como en la época de los reyes, pero fue adquiriendo un poder considerable, de tal manera que los magistrados se atenían casi siempre a sus sugerencias. Los senadores no recibían ningún sueldo, pero el puesto era muy prestigioso y ofrecía la oportunidad de conseguir poder basándose en el patrocinio de otros ciudadanos.
Sociedad republicana. Luchas patricio-plebeyas
La historia de Roma durante los s. V y IV a. C. esta dominada por el conflicto que sostuvieron las dos categorías sociopolíticas que configuraban el panorama romano: el patriciado y la plebe.
El patriciado hunde sus raíces en la época monárquica. Estaba constituido por un conjunto de familias, de gentes, que durante el gobierno de los reyes habían conseguido ciertos privilegios que hicieron hereditarios en su propio seno, configurándose como un grupo selectivo. Tales privilegios eran fundamentalmente de orden político y consistían en la ocupación sistemática de diferentes cargos: en el Senado, en las centurias de caballería y en los principales sacerdocios.
Tras la caída de la monarquía, se presenta como el único capaz de ponerse al frente del nuevo régimen republicano, ya que sus miembros poseen la autoridad y prestigio que les convierte en depositarios de los valores tradicionales.
En cuanto al resto de la población, constituyen una masa con diferencias en función de la riqueza y de la posición social. Durante los s. VII-VI a. C., y en los últimos años de la monarquía, se va gestando la plebe, que se hallaba sometida a opresión y con dificultades económicas y sociales. Los plebeyos estaban compuestos tanto por personajes influyentes y ricos pertenecientes al ejército hoplítico como a los plebeyos adsidui (que poseían bienes) y a los proletarii (que no poseían nada).
En los primeros años de la República, los plebeyos vieron como las instituciones políticas favorecían a los patricios, por lo que buscaron conseguir la igualdad política basándose en su superioridad numérica. Sabiendo que Roma no podía funcionar sin ellos, abandonaron la ciudad y se retiraron al Monte Sacro y solo regresaron tras obtener ciertas concesiones. Así en el año 494 a. C. los patricios se vieron obligados a concederles un consejo plebeyo. Creación del tribunado de la plebe y nacimiento de la plebe como Estado dentro de otro Estado.
El programa de reivindicaciones incluía tanto las aspiraciones al poder supremo de unos como la atención a las necesidades básicas de otros. Estas reivindicaciones fueron las que iniciaron las luchas patricio-plebeyas. El programa se centró en tres objetivos:
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La admisión regular de los plebeyos en todas las magistraturas.
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La redistribución de las tierras públicas.
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La abolición de la servidumbre por deudas.
Las protestas de los plebeyos ahora se dirigían contra la arbitrariedad del sistema legislativo. Se decidió elaborar un código legal. En el año 451 a. C. se eligió el primer colegio de decenviros (comisión especial de diez varones), integrado en su mayoría por patricios, que elaboraron durante ese año de poder diez tablas de leyes. El segundo colegio decenviral, integrado por patricios y plebeyos, elegido el 450 a. C. concluyó el corpus jurídico. Esta codificación de leyes serán Las Leyes de las XII Tablas (449 a. C.) Estas leyes son sumamente duras con los deudores insolventes. Estos quedan a merced del acreedor que puede encadenarlos o venderlos. También había leyes que regulan la vida económica, relativas a los acuerdos comerciales, y otras de carácter diverso, como la prohibición de enterrar a los muertos dentro de la ciudad.
Aunque no resolvió las tensiones y enfrentamientos entre ambos, la existencia de una legislación escrita, accesible y válida para todos, favoreció la colaboración entre ambos órdenes y contribuyó a reforzar las estructuras de la ciudad estado.
Los plebeyos seguirán luchando. Aparecen las Leyes Licinio-Sextias (367 a. C.) : que suponen una fijación de una máximo de 500 yugadas de ocupación de las tierras privadas y reducción de las deudas. Será con la Ley Hortensia (287 a. C.) que las reivindicaciones de los plebeyos adquieren fuerza de ley plebiscito (ley que la plebe proponía a su tribuno). Aquí acaban 200 años de lucha patricio-plebeya.
Así, en el s. III a. C. nos encontramos con la llamada República patricio-plebeya. Se logra una paridad política, se incluyen plebeyos en las magistraturas y se logran los matrimonios mixtos (Lex Canuleya- 445 a. C.) . Los jefes de la plebe pasaron a formar parte del gobierno de la ciudad, y el matrimonio con los patricios formó una red de parentescos e intereses comunes. Ahora los tribunados de la plebe son cuatro. Son inviolables y sacrosantos y tenían veto contra los patricios.
Instituciones del período republicano
Durante el largo conflicto entre patricios y plebeyos, se irá perfilando el sistema de las instituciones políticas y administrativas del estado a fines del s. IV a. C., y su funcionamiento permanecerá durante el resto del período republicano.
Asambleas: las asambleas no eran solo un lugar de reunión, sino también de votación de las leyes y elección de magistrados. Salvo excepciones las deliberaciones se realizaban previamente en el Senado. En las asambleas o comitia podían participar todos los ciudadanos (cive), como miembros del populus. Las votaciones se realizaban por curias, centurias o tribus, a las que los ciudadanos estaban adscritos. En los comitia curiata se votaba la lex curiata del imperio, que otorgaba el imperium a los magistrados que por su cargo tuvieran necesidad de hacer uso de él: en Italia el imperium domi (atribuido a los pretores), fuera de Italia y en particular en el ámbito militar el imperium militae, característico de los cónsules.
Por su parte, los plebeyos se reunían en asambleas propias denominadas concilia plebis, en las que se tomaban acuerdos (plebiscitos) que se presentaban más tarde como proyectos de ley para ser votados en la asamblea como leyes y se elegían a los magistrados plebeyos (tribunos de la plebe, ediles).
Magistraturas: el cuadro de magistraturas y magistrados es el reflejo de la adecuación del poder romano emergente. Para acceder a una magistratura estatal se exigía ser ciudadano romano, disponer de fortuna y formar parte de la élite patricio-plebeya. Eran elegidos en la asamblea del pueblo. Se encontraban las magistraturas de “interrex” para períodos de transición de un magistrado a otro y la de “dictador”. Todos los magistrados tenían lugares reservados en los rituales o los espectáculos públicos y portaban símbolos y ornamentos diferenciadores, ornamenta. Cada magistrado estaba dotado de un poder “potestas”, en representación del Estado. Los más altos magistrados eran los cónsules y los pretores que estaban dotados de imperium. El imperium implicaba que el magistrado había recibido un poder sacrosanto, y que podía conocer la voluntad de los dioses, además de tener capacidad de reclutar tropas. En caso de grandes éxitos militares, quien ostentaba el imperium podía recibir el título de imperator con los honores del triunfo y desfilar en Roma por la vía sacra.
El rango de las magistraturas, de mayor a menor es:
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Consulado: los cónsules siempre fueron dos y se constituyeron en la magistratura epónima que daba nombre al año. Eran elegidos en los comitia centuriata, siendo la máxima magistratura del Estado. Dotados de imperium, tenían el mando supremo del ejército y eran la máxima autoridad civil del Estado en el interior (convocaban y presidían el Senado y las asambleas) y en el exterior (junto con el Senado llevaban el peso delas relaciones internacionales).
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Pretura: los pretores también eran dos: el “urbanus” y el “peregrinus”, con competencias en la administración de justicia. El urbano entendía de los pleitos entre ciudadanos y el peregrino entre los extranjeros residentes en los dominios romanos. Cuando empiezan a crearse provincias en territorios conquistados, los pretores se encargaran del gobierno de una provincia.
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Censura: los censores eran dos, elegidos cada cinco años para un mandato de un año y medio. Se encargaban de revisar y actualizar la lista de ciudadanos y de sus bienes, ya que eran vitales para definir la composición de las levas militares y de las asambleas. También intervenían en cuestiones morales, por lo que los elegidos para la censura eran antiguos pretores o cónsules con una probada vida honesta, tanto en lo público como en lo privado.
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Ediles: había cuatro ediles: dos plebeyos y dos patricios, de duración anual. Sus competencias eran de vigilancia del orden público, control de pesas, medidas e impuestos en los mercados.
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Tribunado de la plebe: dos, tres, cinco o diez, según las épocas, de duración anual, se mantuvo como una magistratura exclusivamente plebeya. Elegidos en concilia plebis, tenían la función de proteger a los ciudadanos frente a cualquier abuso de los magistrados. Tenían derecho de veto (iusintercessionis) contra las decisiones de los cónsules y gozaban de inmunidad personal.
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Cuestura: los cuestores eran los responsables máximos del tesoro y del archivo público, depositados en el templo de Saturno (aerarium Saturni).
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Senado: para elegir a los senadores se atendía al rango de aquellos que hubieran desempeñado alguna magistratura. Este sistema de elección dotaba al Senado de hombres experimentados, pero hacía la institución senatorial un reducto de poder de las grandes familias de la nobilitas, donde se establecían alianzas en torno a las familias más poderosas. La cifra de senadores era de 300 y la Curia era la sede ordinaria de reunión, pero también había sesiones en algunos templos. El rango de cada senador era tenido en cuenta a la hora de establecer los turnos de intervenciones.
Senatus PopulusQue Romanus (SPQR) "El Senado y el pueblo romano". Estas siglas se referían al gobierno de la República romana
Guerras de expansión
Desde sus orígenes en el monte Palatino hasta su posición en el centro de Italia, Roma vivió varios siglos de agresiva expansión.En el año 493 a. C. se hizo un tratado de alianza entre Roma y los latinos, el Foedus Cassianum. De este modo se adhirió a la Liga latina, unión de poblaciones de habla latina, para el comercio y la protección mutua. Alba Longa era la ciudad principal de la Liga, quedando Roma a la sombra. Solo después de la conquista de esta ciudad durante el reinado de Tulio Hostilio, Roma pudo dominar la Liga por primera vez. Pero los estados de la Liga quisieron desafiar a Roma, la cual salió vencedora; la Liga Latina fue disuelta y sus miembros se integraron en el estado romano como municipia, con pleno derecho de ciudadanía.
Además de dominar a sus vecinos, Roma tuvo que enfrentarse a varias tribus que vivían en la Italia central. El acontecimiento que permitió la consolidación definitiva de Roma como ciudad, fue su victoria sobre la ciudad etrusca de Veyes (396 a. C.), cuyo territorio de 1500 Km cuadrados fue incorporado al Estado romano, que de este modo pudo hacer grandes repartos de tierras entre sus ciudadanos, consiguiendo así el consenso social necesario. La ampliación de su territorio fue paralela al incremento demográfico y al desarrollo de las actividades comerciales y artesanales.
Anexión de Campania: La expansión romana del s. IV a. C. los hizo entrar en conflicto con las tribus samnitas de los montes Apeninos. Los samnitas eran una nación muy militarizada que luchó contra los romanos en tres largas guerras.
Los samnitas tenían libertad de actuar en el sur de Campania y Roma en el norte. Pero Capua, situada en el norte, mantenía pactos de ayuda con el sur. La entrega de Capua a Roma fue el motivo que decidió la intervención contra los samnitas. Los primeros enfrenamientos son conocidos como la I Guerra Samnítica (343-341 a. C.). Roma se ganó el apoyo de las oligarquías de las ciudades del norte de Campania que pasaron a su dependencia y comienza a fundar colonias que refuerzan su posición sobre el sur. Los enfrentamientos seguirán en la II Guerra Samnítica (326-304 a. C.). Durante este período, en el año 321, los romanos sufrieron una humillante derrota en ,la batalla de las Horcas Caudinas, lo que les dio el control a los samnitas varios años. Con la III Guerra Samnítica (298-291 a. C.) acabaran los conflictos. Será en el año 295 a. C. cuando llegue el momento culminante de la guerra, con la batalla de Sentium, donde los romanos definitivamente derrotarán a los samnitas.
Así, en la segunda mitad del s. IV a. C. , con el dominio sobre Campania, heredera de grandes centros griegos, Roma termina siendo la dueña de la mayor parte de Italia.
Expansión hacia el sur: Durante el s. III a. C. Roma inició una expansión hacia el sur de Italia. En el año 280 a. C. temiendo que el auge de Roma fuera a erosionar el dominio griego del sur de de Italia, Tarento, importante ciudad-estado griega, pagó para que Pirro, rey de Epiro, viniera a rescatarles. Pirro trajo consigo a un ejército compuesto por 25.000 hombres y numerosos elefantes, un “arma de guerra” que resultó decisiva en el campo de batalla en los primeros enfrentamientos. En el año 279 a. C. Pirro ganó una de las primeras grandes batallas, en Asculum, pero su ejército sufrió muchas bajas. A partir de entonces, una victoria así se conoce como “pírrica”, expresión que define un triunfo por el que hay que pagar un alto precio.
Además de luchar contra el avance romano, Pirro intentó ayudar a las ciudades griegas de Sicilia contra la amenaza cartaginesa. Dividió sus tropas, lo que le dio tiempo a Roma a seguir avanzando hacia el sur y sitiar Tarento en el 275 a. C. Pirro tuvo que retirar su ejército y regresar a Grecia, dejando que Tarento cayera en manos de Roma.
Una vez asentadas las bases y las instituciones republicanas, y consolidado su poder como potencia dominante en la Península Itálica, comienza el imperialismo romano, con la conquista del Mediterráneo, en los que derrotó a Cartago y Macedonia, anexionádose sus territorios. Comienza la República Romana.