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Dinastía Severa (193-235)
La conspiración que acabó con Cómodo a finales del año 192 eligió como sucesor a Publio Helvio Pertinax, prefecto de Roma. Pero su reinado solo duró 87 días al rebelarse contra él los pretorianos, los cortesanos y el pueblo, siendo asesinado por los pretorianos.
Esos mismos pretorianos abrieron un concurso para adjudicar el título imperial, presentándose dos candidatos: Marco Didio Juliano y Tito Flavio Sulpiciano. Juliano fue elegido emperador gracias a las promesas realizadas, pero al no poder cumplirlas fue abandonado por sus apoyos.
Estos dos sucesos demostraron a los gobernadores provinciales las cortas miras políticas de la corte, lo que hizo que la defensa de los intereses del Imperio fuera asumida por el ejército. Tres personas fueron proclamadas emperador por sus respectivos ejércitos:
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Septimio Severo por las legiones de Panonia
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Clodio Albino por las legiones de Britania
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Pescenio Níger por las legiones de Oriente
Hubo simultáneamente cuatro emperadores, aunque solo Didio Juliano contaba con la aprobación del Senado.
Las dotes políticas de Septimio Severo y su proximidad a Roma le permitieron ser árbitro de la situación. Derrotó a sus rivales, Pescennio Niger (194) y Clodio Albino (197).
Septimio Severo (193-211) Fundador de la Dinastía Severa
Septimio Severo (193 – 211)
Una vez asentado en el poder regresó a luchar contra los partos, que fueron expulsados fuera de las orillas del Tigris. La paz firmada permitió la toma de Mesopotamia. Una vez aseguradas las fronteras y establecida la autoridad, Septimio se embarcó en la reorganización administrativa, con una considerable militarización del poder central.
Septimio Severo fue un príncipe esencialmente militar. Hizo del ejército la base efectiva de su sistema gubernamental. Su reforma militar es la obra más característica de su principado.
La guardia pretoriana fue reorganizada y los matrimonios de los soldados fueron legalizados, permitiendo a sus esposas vivir cerca de los campamentos. Para su promoción se facilitó el acceso a los grados superiores y el paso a la administración civil. También concedió a los soldados fronterizos tierras: prata (prados), con lo que la clase militar comenzó a autoabastecerse. Se establecieron nuevos impuestos para aumentar la Annona militaris. Se crearon las canabae, residencias civiles para los militares en horas en que no estuvieran de servicio.
Con todas estas medidas, Septimio Severo trataba de integrar la vida civil con la militar, pero en realidad lo que se produjo fue una militarización de la vida civil.
Las provincias fueron equiparadas casi por completo a Italia y las ciudades provinciales serían liberadas de numerosas servidumbres. Creó la provincia de Mumidia. Consolidó y fortaleció el limes africano. En el año 207 Septimio Severo marchó a Britania para sofocar las rebeliones de caledonios y maetatos. Esta campaña fue interrumpida por la enfermedad y muerte del emperador en febrero del 211.
Su hijo Caracalla se apresuró a firmar la paz con los caledonios y asegurar el antiguo limes de Adriano que permaneció como la frontera más occidental del Imperio romano.
Caracalla (211 – 217)
En el año 198 Septimio Severo proclamó augusto a sus dos hijos: M. Aurelio Antonino (Caracalla) y Geta que compartirían el poder.
Cuando Septimio falleció en el 211 en Roma quedaban dos emperadores enfrentados y apoyados por diferentes grupos de poder. Al año siguiente Caracalla – recibe este nombre por la costumbre de vestir una túnica gálica de ese nombre - mataba a su hermano Geta junto con la mayoría de sus partidarios, demostrando su cruel carácter.
Durante su mandato se redactó el Edicto de Caracalla o Constitutio antoniniana (212), por el cual se extendía la ciudadanía romana a todos los habitantes libres de las provincias; dicha medida, aconsejada por el deseo de acrecentar la unidad política del Imperio y de elevar los ingresos fiscales, dio un gran impulso a la romanización, al dejar al margen de la ciudadanía sólo a las poblaciones rurales y a los bárbaros instalados en las fronteras.
En Roma impulsó Caracalla importantes construcciones, como las termas que llevan su nombre.
Caracalla (211-217) Hijo y sucesor de Septimio Severo junto son su hermano Geta, pero lo hizo asesinar para poder gobernar en solitario.
Su política exterior se basó en la consolidación fronteriza por lo que se realizaron dos campañas en el Danubio y se emprendió la guerra contra los partos. A pesar de sus éxitos militares, el ejército estaba descontento por su crueldad y sus excesos. Así, en abril de 217, se produjo una conjura en la que perdió la vida Caracalla a manos de Macrino, prefecto del pretorio.
Tras el asesinato de Caracalla en el 217, Marco Opelio Macrino (217-218) fue reconocido emperador a pesar de tener rango ecuestre. Aprovechando la oferta de paz del rey parto, accedió a firmar el convenio pacificador, que incluía la concesión de territorios y de dinero a los partos.
La mujer de Septimio Severo, Julia Domma, al hilo del descontento del ejército, consignó que asesinaran a Macrino en el 218. Fue nombrado emperador Heliogábalo (218-222) con el nombre M. Aurelio Antonino que contaba solo con 14 años.
Heliogábalo (218-222)
Vario Abito Bassiano, conocido como Heliogábalo por su condición de sumo sacerdote del dios solar de Emesa. Fue apoyado por el ejército como sucesor de Caracalla y por gran parte de las poblaciones orientales, tan favorecidas por esta dinastía.
Heliogábalo se dedicó en exclusividad a su función de sumo sacerdote de un dios de tipo salvífico y unitario, dejando los asuntos de estado en manos de su abuela Julia Maesa y su madre Julia Soemías.
Cuando el emperador pretendió hacer del dios Heliogábalo la divinidad más importante del imperio y atribuirle un carácter oficial el sentimiento nacionalista romano no pudo soportarlo. Los pretorianos acabaron asesinando a Heliogábalo para transmitir el poder imperial a Alejandro Severo (222 – 235).
Alejandro Severo (222 – 235)
M. Aurelio Severo Alejandro fue recibido por el Senado y el pueblo de Roma como la gran esperanza de renovación y estabilidad que necesitaba el Imperio.
Sus años de gobierno coinciden con la desaparición del peligro parto en Oriente para ser sustituido por otro mucho mayor, el de los persas sasánidas. Estos, como continuadores de los antiguos persas y bajo las órdenes de su rey, Ardashir, iniciaron una campaña expansionista con el objetivo de recuperar el antiguo reino de Darío.
Alejandro Severo pudo frenar con dificultad esta nueva amenaza, que pasará a ser una constante durante el s. III.
Aligeró las cargas fiscales y reforzó los poderes del Senado, pero sus reformas tuvieron escasa repercusión y no pudo impedir las revueltas y las intrigas. Será asesinado en el 235 por sus soldados cuando hizo concesiones a los alamanes.
Alejandro Severo (222-235) Último representante de la Dinastía Severa. No destacó demasiado como estratega y sus tropas le asesinaron en el año 235 en Germania, tras varias campañas mediocres. Con la muerte de Alejandro, la dinastía Severa tuvo un final sangriento y deshonroso.
Tras la dinastía de los Severos, el Imperio parece desplomarse en una gran crisis, cuyo centro se encuentra tras la muerte de Alejandro.
Fue nombrado nuevo césar un general de nombre Maximino Tracio, derivado de su origen étnico. Con Maximino Tracio se inicia la crisis del s. III, también llamada Anarquía militar que se extendió desde Alejandro Severo hasta los emperadores ilirios finalizando con Diocleciano.
Son cincuenta años (235-285) marcados por fuertes presiones de los pueblos bárbaros y una fuerte crisis política, económica y social.