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Grecia > El Medio Griego

El medio griego 

La antigua Grecia se extendía ocupando diversos territorios del Mediterráneo oriental. Estos territorios constituyeron la llamada Hélade, donde se desarrolló la civilización griega. Dos grandes regiones, una continental y otra insular, fueron la base geográfica.

 

La Grecia continental debemos subdividirla en tres partes:

  • La Grecia septentrional: es el territorio más cercano al continente y el que mayores contactos tuvo con la Europa oriental. Comprende las regiones de Tesalia, Etolia, Acarnania y Epiro.

  • La Grecia central, separada de la anterior por los estrechos pasos, constituyó uno de los puntos en la ruta terrestre entre estas dos regiones de Grecia. La componen: Fócida, Beocia y Atica.

  • La Grecia meridional o Península del Peloponeso queda unida a la central por el estrecho itsmo de Corinto. Está compuesta por: Acaya, Arcadia, Argólida, Elida, Laconia y Mesenia.

 

La Grecia insular está compuesta por: las Islas Cícladas, Dodecanese, Eubea, y Las Esporadas, Egeo oriental y Creta.

      Por último, tenemos la denominada Grecia asiática que solo ocupó una estrecha franja litoral, y que surgió como producto del desarrollo colonizador griego desde época arcaica. Estos asentamientos griegos constituyeron tres grandes zonas: Eólida, Dórida y Jonia.

       Al norte de la Grecia septentrional encontramos las regiones de Macedonia, Calcídica y Tracia.

Las condiciones orográficas, la influencia del clima benigno y los cauces de agua favorecieron los cultivos agrícolas, no ya sólo de cereal, sino olivo, vid y hortalizas, que encontraron un suelo y una climatología idóneos para su producción intensiva. Pero no sólo constituyó la región un lugar de nuevos asentamientos, sino que aprovechando los valles se establecieron contactos comerciales con los reinos interiores, que necesitaban su salida al mar, intercambiando materias primas para su transformación y cereal para la exportación al continente griego. Estas rutas vinieron a significar el contacto directo con los antiguos Estados orientales, de gran desarrollo comercial, del que Jonia incluso llegó a aprender el uso de moneda y sus propios sistemas de pesas y medidas.

 

La vía más cómoda era la marítima, sobre todo entre las islas y en la zona meridional de la zona continental. Durante la Antigüedad, las aguas del Mar Egeo unieron a los griegos con el Oriente Próximo y Egipto en los ámbitos comercial, cultural, político y militar. 

 

Hay que decir, que la geografía en la que se ha desarrollado la vida griega, mar y montañas, islas, tierras de labor escasas, ha condicionado en gran medida actitudes y esfuerzos. El griego se enquista políticamente, evoluciona de manera independiente de zona a zona, aunque conserve un vínculo con su propia esencia, emigra, navega, y se convierte en industrial y comerciante. Por otro lado, el griego es enemigo del griego porque la tierra y el mar le imponen barreras y le abren horizontes que les llevan a vivir de espaldas al otro y a caer en la tentación de invadir las esferas de influencia del otro. Así, mucho de la historia de los griegos, se explica por los condicionamientos de la particular geografía de la que surgen.
 
Grecia es un país especialmente montañoso, resultado de plegamientos, que da como consecuencia unas costas continentales muy recortadas y una gran cantidad de islas que no son otra cosa que las partes visibles de un suelo submarino tan accidentado como el de superficie. La tierra era pobre y el clima templado y húmedo, aunque daban variedades climáticas de región a región, según distancia respecto al mar. El principal problema era la escasez de terrenos de labor, lo que obligaba a procurarse como fuera nuevas fuentes de riqueza. 

Las islas por lo general producían vid, olivo, frutales, grano y pastizales para la ganadería. La situación de muchas de ellas en rutas marítimas importantes marcó la vida de sus habitantes, como es el caso de Creta.

 

En esta geografía, en esta generosidad limitada, en estas dificultades de entorno físico viven los griegos. Aquí surgen poco a poco a la historia, en un proceso que iremos conociendo desde sus primeros momentos en el Bronce Reciente, con Creta y luego la Grecia continental como sendos protagonismos dominantes, bajo las denominaciones de Minóico y Micénico, hasta la última etapa en que suele dividirse la historia de la Antigua Grecia, la llamada Época Helenística, que comienza hacia el año 350 a. C., coincidiendo con el auge de Macedonia

 

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