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Continuación Dinastía Antoninos (161-192)
Transición del Imperio
Con Marco Aurelio (161-180), su contemporáneo y corregente Lucio Vero (161-169) y después, su hijo y sucesor Commodo (180-192), se iniciaba un período de transición hacia una etapa de casi dos siglos que algunos autores han calificado de “metamorfosis del mundo antiguo”.
Los principados de M. Aurelio y Commodo están caracterizados por problemas muy distintos que marcarán dos etapas en el proceso crítico posterior. Durante el principado de M. Aurelio se iniciaron una serie de guerras intermitentes entre el Imperio y sus vecinos. También, durante estos años, se abatirían sobre el Mediterráneo unas mortíferas epidemias de peste bubónica que agravarían los efectos demográficos y económicos de las guerras. Bajo Commodo, el princeps humanitario y amante de la cultura desaparece y se transforma en un príncipe militar y autoritario.
La cultura, el arte y el pensamiento heredado del helenismo serán suplantados por tendencias más tocas e irracionales. En el plano de la espiritualidad, la religión acabaría invadiendo casi todos los campos. Se busca a todo trance la divinidad, llegando incluso a la demonología y las prácticas mágicas y adivinatorias.
La evolución de este proceso desembocaría, por un lado en el plano político, con el final de la pax romana y caída del Imperio unificado y el desprestigio del poder imperial; y en el plano socio-económico encontramos la decadencia del comercio, debido a la pérdida de las rutas comerciales y el descenso de la demografía. La debilidad económica se debía a las invasiones del exterior, y al desorden en el interior. A la vez el Estado romano aumentaba cada vez más los tributos.
Todos estos desórdenes desembocaron en la segunda mitad del s. III en una de las mayores crisis de la Antigüedad, de la que renacería un nuevo Imperio romano.
CONTINUACIÓN DINASTÍA ANTONINA
Marco Aurelio (161-180)
Marco Aurelio había sido adoptado por Antonino Pío por orden de Adriano en el 138. Descendiente de una familia hispana de Ucubi (Espejo, provincia de Córdoba) parecía llamado a ser el continuador, ya que tenía una gran experiencia política y dotes personales.
Marco Aurelio también demostró una gran capacidad para la filosofía; su obra “Pensamientos” es un hito en el estoicismo romano. La filosofía de Marco Aurelio presenta marcados rasgos romanos: defensa de los valores éticos, desprecio de las actitudes tendentes a buscar fama y gloria, valoración del bien solo en el marco de la virtud, etc…
Una vez recibió los títulos imperiales, Marco Aurelio consiguió que el Senado aprobara la asociación de su hermano al gobierno. Así, desde el 161-169, en que murió L. Aelio Aurelio, hubo dos emperadores con las mismas responsabilidades y títulos.
A raíz del triunfo sobre los partos (año 167) fueron nombrados Césares los dos hijos de Marco Aurelio, Cómodo y Annio Vero. Este último murió poco después.
Estatua ecuestre de Marco Aurelio (161-180). El emperador aparece con la mano derecha tendida en un signo pacificador que parece poner fin a algún suceso bélico. Marco Aurelio es recordado por haber escrito un libro: Meditaciones . La obra es una importante contribución a la filosofía estoica, además de ser un relato autobiográfico. M. Aurelio gozó de buena reputación en vida, aunque ha quedado algo ensombrecida por su ocasional persecución de los cristianos.
Este emperador concede gran autonomía al Senado, que ahora no solo estaba formado por miembros de ricas familias, sino de expertos en jurisprudencia y administración, resultado de la incorporación de provinciales cualificados y de caballeros promocionados por el método de la adlectio.Reimplantó la medida adrianea de subdividir Italia en distritos (año 163) al frente de los cuales nombró a legati iuridici senatoriales.
Durante los años de gobierno de Marco Aurelio la presión de pueblos fronterizos se mantiene tensa. Así, el pacífico emperador-filósofo se vio obligado por la fuerza de los hechos a pasar gran parte de su gobierno junto a las fronteras. De sus 19 años de gobierno, 17 estuvieron ocupados en acciones bélicas. Por primera vez el Imperio romano pasó de ser el conquistador a tomar una postura de defensa ante el peligro de una invasión bárbara en el mismo suelo itálico.
En Oriente el peligro siguió viniendo de los partos, debido a la decisión de su rey Vologenes III de invadir territorios del Imperio. Las operaciones militares duraron entre 163-166 y no solo expulsaron a los partos de los dominios romanos, sino que penetraron en territorio parto y el de sus aliados, hasta ir tomando todas las ciudades importantes. El éxito militar tuvo la contrapartida de que el ejército romano quedó contagiado de la peste que se extendió por el Imperio.
Otros focos de conflicto fueron el frente danubiano, tensiones en Mauritania, sur de la Península con varias incursiones de moros.
Este conjunto de conflictos manifiesta los defectos de un imperio cerrado y rico, de espaldas a pueblos incultos y más pobres. Cualquier agudización de las condiciones económicas de esos pueblos encontraba la fácil salida de cruzar la frontera para apropiarse del botín. De momento, Roma pudo frenar esta presión, pero no ninguna fórmula para que el peligro no volviera a repetirse.
Cómmodo (180-192)
Desde el año 177 Lucius Aelius Aurelius Commodus era corregente del Imperio junto a su padre Marco Aurelio. A la muerte de éste, Cómodo se encontraba luchando contra los germanos pero concertó una rápida paz y regresó de inmediato a Roma. Sin embargo, la actitud del propio emperador demostraron que su principado se iba a convertir en unos de los más inestables y sería definido como el límite de una situación de cambio y transición.
Aunque el Imperio atravesaba por tremendas dificultades sociales y económicas, ya heredadas, estas se vieron agravadas por la inestable personalidad del propio Cómmodo y su desordenada acción de gobierno. Sus ansias de popularidad le movieron a atraerse a la plebe a través de la promoción de juegos y espectáculos públicos que exigían de importantes recursos financieros, que arruinaron aún más la situación.
Su principado sufrió distintas crisis de gobierno, conjuras y rebeliones jalonadas en tres etapas (182, 185 y 190) con el poder y caída de los sucesivos prefectos del Pretorio, Perenne y Cleando.
La última parte del reinado de Cómmodo se vivió en un ambiente de creciente inseguridad política en la capital, originados por la absoluta demencia del emperador, sometido a una perniciosa influencia de su amante Marcia y del marido de ésta, Eclecto.
La caída de Cómmodo vendría el 31-diciembre-192, día en el que fue asesinado por su esclavo Narciso. La caída surgió de un complot surgido en el mismo seno de su círculo de amigos e íntimos, que deciden asesinar al que consideran un peligroso emperador.
Commodo (180-192). Con él se pone fin a la Dinastía Antonina.
Depravado y cruel, estaba convencido de su fuerza física y se creía la reencarnación de Hércules, lo que hace que se hiciera representar vestido como el héroe, con una piel de león y armado con un garrote.
Tras la muerte de Cómmodo. Guerra civil (193-197)
Tras la muerte de Cómmodo, los pretorianos colocaron en el poder a Helvio Pertinax, prefecto de la ciudad. Helvio Pertinax era un ligur, hijo de un rico comerciante de origen liberto. Su brillante carrera en el ejército bajo Marco Aurelio, le valió la adlectio y acceder al Senado.
Preocupado por la crisis económica, quiso iniciar una serie de reformas que afectarían a los senadores e implantar una disciplina en el ejército. Su consecuencia fue la oposición de ambos sectores y provocaron una sublevación a los tres meses de su gobierno, que le costó la muerte, en marzo de 193.
El vacío de poder que produjo una guerra civil entre los años 193-197, acabó con la autoridad de Septimio Severo, militar originario de Lepcis Magna, que se impuso a sus rivales: Didio Juliano, candidato al imperio apoyado por el Senado y los pretorianos, Clodio Albino y Pescenio Niger.
Este nuevo césar, de origen africano, se había formado en los círculos culturales atenienses y se encontraba más unido a las provincias orientales de Asia Menor. Su relación con las provincias orientales fueron la causa de la ruptura con la política de los emperadores Antoninos, que, por el contrario, habían mantenido una línea de relaciones con el Senado y se identificaron con los problemas itálicos y de las provincias occidentales.
Septimio Severo inauguró una política de carácter autoritario y militar. Los emperadores de la Dinastía Severa dieron más auge al carácter divinizado del princeps, vinculándose con Hércules, Dioniso y la divinidad solar, Helios. Sucedieron a Septimio en esta dinastía Caracalla, Macrino Heliogábalo y Alejandro Severo. Estos emperadores realizaron considerables reformas, y fueron importantes por su política militar.