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Teodosio I el Grande (379-395)

 

Hijo de uno de los generales de Valentiniano I también llamado Teodosio, en su juventud acompañó a su padre en numerosas acciones miltiares. Teodosio fue nombrado "magister militum" por Graciano, cargo con el que obtuvo una importante victoria sobre los sármatas en Panonia. Este triunfo le valió el nombramiento de Augusto para Oriente en el año 379, donde gobernó esa parte del Imperio. Tras la pacificación de los godos, que vino de la mano del permiso para establecerse en Mesia, en calidad de federados, le permitió participar en los asuntos eclesiásticos, defendiendo con fuerza la ortodoxia frente al arrianismo.

 

Mientras tanto, en Occidente, la política de Graciano había provocado descontentos y estalló una sublevación en Britania. El ejército dio el mando a Máximo, que destronó al emperador y se aduañó de sus provincias (383). Máximo es reconocido por los otros emperadores, hasta el año 388 donde Teodosio se enfrenta a él y lo vence en la batalla de Aquileya. De este modo extiende su autoridad a todo el Imperio, aunque mantiene en el trono Occidental a Valentiniano II.

 

 

Flavio Teodosio (347-395) Emperador romano que estableció el cristianismo como religión oficial del Imperio.

Para salvaguardarse de futuras amenazas, Teodosio colocó a Valentiniano II bajo la protección de un soldado franco llamado Arbogasto. Pero en el 392 Valentiniano II aparece muerto, y Arbogasto dijo que el emperador se había suicidado. Pero Teodosio sospecha que había sido asesinado, sospecha que se confirmó cuando Arbogasto nombró a Eugenio, uno de sus aliados, emperador de Occidente.

Teodosio se movilizó rápidamente y derrotó a Arbogasto en la batalla del río Frígido. Asumió el control de la parte occidental y se convirtió en el único emperador del mundo romano durante tres años (392-395), hasta su muerte. Sus dos hijos, Arcadio y Honorio se convirtieron en emperadores de cada una de las partes del Imperio.

Roma > Imperio Romano Cristiano

Política religiosa

 

Teodosio era un cristiano ferviente, que quiso basar la unidad del Imperio en una sola religión. Teodosio significa el triunfo de la oxtodosia. Quiso anular cualquier foco de cultura pagana y para tomó medidas. Ordena la clausura de las escuelas filosóficas de Atenas, como la Academia de El Liceo. Se decreta el Edicto de Tesalónica (380) que establece oficialmente la ortodoxia del credo niceno, único considerado católico, y así el cristianismo se convierte en la religión oficial del Imperio.

Al año siguiente se celebra el Primer Concilio de Constantinopla, conocido con II Concilio Ecuménico (381), al que fueron llamados todos los obispos. Este este concilio se definió la ortodoxia nicena, la organización eclesiástica, la jerarquía oficial con el primer puesto para la sede de Roma, y el intento de unir Iglesia y Estado.

La división del Imperio ("Partitio Imperii") y Fin del Imperio en Occidente (395-476)

 

La época de Teodosio propició que la Iglesia desarrollase un gran poder en la vida del Imperio. Su pacifismo restó energía a la reacción militar del Imperio. Se predicaba el universalismo que atacaba directamente los valores de la romanidad.

Ya desde Teodosio, los bárbaros se iban instalando en le Imperio y en todas las escalas de poder. Las guerras fueron en estos últimos años determinadas más por los enfrentamientos entre unos y otros bárbaros (los instalados dentro del Imperio y los invasores) que por la defensa del mundo romano frente a ellos.

A la muerte de Teodosio (395, Milán), Honorio (395 – 423), aún niño queda como emperador de Occidente pero bajo la tutela de Estilicón, un general vándalo, que había sido nombrado por Teodosio jefe de los ejércitos para las dos partes del imperio, y que fue el verdadero dueño del poder en la zona occidental. En Oriente fue proclamado emperador el hijo mayor de Teodosio, Arcadio (395 – 408).

 

De este modo se dividió definitivamente el Imperio Romano en dos entidades políticas agrupadas en torno a las dos capitales de hecho: Honorio heredó la parte occidental con capital en Roma (que trasladaría a Rávena en 404), mientras que su hermano mayor, Arcadio, recibía la parte oriental con centro en Constantinopla (395).

 

Durante la minoría de edad de Honorio, el poder quedó en manos de Estilicón como regente, jefe del ejército y suegro del emperador (pues le casó sucesivamente con dos de sus hijas). Finalmente, Estilicón fue asesinado, en una conjura senatorial contra su política de integración de los germanos y sus supuestos planes para usurpar la Corona imperial (408).

    La muerte de Estilicón dejó al Imperio de Occidente indefenso frente a los germanos: los visigodos de Alarico I invadieron la Galia, tomaron Roma y asediaron al emperador en Rávena (410). Luego la presión de los bárbaros fue contenida por un nuevo jefe del ejército, Constancio, que era cuñado de Honorio; éste le asoció al Trono como coemperador en 421; pero, muerto Constancio III en aquel mismo año, Roma quedó de nuevo inerme frente a los germanos asentados en su territorio. Honorio murió sin descendientes, pasando el Imperio a su sobrino Valentiniano III, en el 423, que era hijo de Constancio.

 

En un imperio asolado y devastado por las invasiones, los senadores seguían detentando enormes dominios, donde se había desarrollado la tendencia a la autarquía y la independencia del poder central, lo que no solo suponía un elemento de debilidad para las arcas estatales, sino de inestabilidad social para el Imperio. Valentiniano III llevó una activa política contra los enormes poderes de estos domini casi feudales, lo que le llevó a la muerte en el Campo de Marte, víctima de una conjura en el 455. Con él desaparecía la dinastía teodosiana.

 

Como los conjurados habían sido los grandes propietarios clarissimi, el poder imperial paso a sus manos. Petronio Máximo, tal vez el más rico de los senadores, se hizo proclamar emperador. A partir de éste momento se inician una serie de sucesiones que fueron acompañadas de una serie de guerras civiles. La institución imperial alcanzó altas cotas de desprestigio en el imperio occidental, que los emperadores carecían del mínimo grado de autoridad.

 

En el año 475, Oreste, jefe de los ejércitos, designó emperador a su hijo Rómulo (llamado Augústulo por su corta edad), a fin de poder controlar el poder en su nombre. Pero las revueltas de los soldados de Italia, que no habían recibido su paga, dieron la ocasión al jefe bárbaro Odoacro de asumir el poder, eliminando primero a Oreste y luego a Rómulo Augústulo, último emperador de Occidente.

Así pues, el año 476 es la fecha que señala el Fin del Imperio de Occidente. Por su parte el Imperio Romano de Oriente pervivirá hasta 1453, en que Constantinopla cayó en poder de los turcos y desapareció el Imperio Bizantino.

 

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