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Roma > La República Romana

A mediados del siglo III a. C., Roma había logrado hacerse con el control de la totalidad de la península itálica. A lo largo del siglo anterior, había disuelto la Liga Latina por la fuerza durante las Guerras Latinas, y luego el poder de los Samnitas fue subyugado durante las largas Guerras Samnitas. Finalmente, las ciudades griegas de la Magna Grecia, unificadas bajo el poderoso rey Pirro de Epiro, terminaron sometiéndose a la autoridad romana al término de las Guerras Pírricas.

Una vez asentadas las bases y las instituciones republicanas, y consolidado su poder como potencia dominante en la Península Itálica, comienza el imperialismo romano, con la conquista del Mediterráneo, en los que derrotó a Cartago y Macedonia, anexionádose sus territorios 

 

Enfrentamiento Cartago-Roma: Las Guerras Púnicas (s. III-II a. C.)

 

Roma y Cartago, las grandes potencias del Mediterráneo occidental, siempre habían mantenido tratados y relaciones amistosas. No obstante, el último de los tratados (279 a. C.) se rompió cuando estalló una dispusta en la ciudad siciliana de Messana, un enclave estratégico desde el cual podían controlarse los estrechos situados entre Sicilia y la Península Itálica.

Los marmetinos de la Italia central controlaban la ciudad, puesto que habían acudido a la zona para ayudar a la ciudad griega de Siracusa a defenderse contra la amenaza romana y cartaginesa. Al no devolver el control de la ciudad, Siracusa les hizo una oferta en el año 264 a. C, para devolverla, a lo que se sumaron los cartagineses, uniéndose con Siracusa. Roma ve la oportunidad para avanzar sobre Sicilia. Comienza la Primera Guerra Púnica (264-241 a. C.) determinada por una petición de auxilio por parte de los mamertinos en lucha contra Siracusa. Esta primera guerra fue básicamente una batalla por el control de Sicilia. Los romanos derrotan a la flota cartaginesa y Cartago acaba perdiendo Sicilia  y debe pagar una contribución de guerra de 3200 talentos.

 

 

Pero la hostilidad entre Roma y Cartago no había quedado resuelta. La prepotencia de Roma llevará a Cartago a alimentar un odio que tarde o temprano llevaría a una nueva guerra.

     Amílcar Barca, general cartaginés, primero del poderoso clan de los Bárcidas, que en la Primera Guerra Púnica había perdido la isla de Sicilia, se había retirado a África. Allí hubo de hacer frente a la rebelión de sus mercenarios, sublevados al saber que no había recursos para pagarles; esta «Guerra de los Mercenarios» (241-238) le supuso la pérdida de Cerdeña.

En el año 238 a. C puesto de nuevo al frente del ejército, fue enviado por el Senado cartaginés a las costas de la Península Ibérica, con el objetivo de mejorar la posición Cartago para la inevitable confrontación. Amílcar se resarció de todas las pérdidas recuperando territorios del sur y este peninsular. Había fundado varias ciudades, entre ellas Alicante. Tras su muerte, su yerno Asdrúbal toma el mando, el cual establecerá alianzas con las tribus del este de la Península Ibérica gracias a sus habilidades diplomáticas. Funda Cartago Nova y sitúa la frontera en el río Ebro. Fue asesinado en el 221 a. C., tras el cual se nombra a Aníbal Barca caudillo cartaginés.

 

 

 

Para evitar una confrontación entre Roma y Cartago, en el 226 a. C. se estableció un tratado por el cual los cartagineses no podían extender su influencia al norte del Ebro, lo cual no impidió que Roma estableciera un tratado de alianza con Sagunto, que se encontraba en la esfera cartaginesa. Esa es la razón por la que Aníbal atacó Sagunto en el años 219 a. C. provocando el estallido de la contienda.

     Aquí comienza la Segunda Guerra Púnica (218-201 a. C.) con la declaración de guerra de Roma tras la destrucción de Sagunto. Desde ese momento el general cartaginés pondrá en marcha un objetivo concreto: invadir Italia.  Así en el 218 a. C. atravesará los Alpes logrando sus dos primeras victorias sobre los ejércitos romanos en dos afluentes del Po, Tesino y Trebia. En el 217 a. C. los galos se unieron a él y atravesaron los Apeninos logrando en la Batalla de Cannas derrotar al ejército romano bajo el mando de los cónsules Emilio y Varrón. Pero por motivos desconocidos no llegó a entrar en Roma. La reacción romana vino de la mano de Escipión el Africano que llevó la guerra a Hispania y tras conseguir varias victorias a trasladó a Cartago para tomar la ciudad. Aníbal abandonó Italia y se dispuso a librar la batalla definitiva. Está tuvo lugar en la Batalla de Zama (202 a. C.) donde el cartaginés salió definitivamente derrotado.

 

Después de la Segunda Guerra Púnica, Roma aplicó durísimas represalias en Italia a aquellas comunidades que habían apoyado a Aníbal. Así gran parte de Italia quedó sometido al gobierno directo de Roma, y muchas comunidades perdieron cualquier tipo de autonomía e independencia. La zona del Po fue sembrada de colonias militares y definitivamente sometida. En la Península Ibérica, la franja costera mediterránea y el sur, quedaron bajo dominio romano.

 

 

 

La Tercera Guerra Púnica (149-146 a. C.) será más corta que las dos anteriores y consistió principalmente en el asedio romano a la ciudad de Cartago, llevando finalmente a la destrucción total de la misma y la muerte o esclavitud de todos sus habitantes, terminando así con la existencia de Cartago como nación independiente. Fundación de la provincia de África. Roma adquire por herencia el reino de Pérgamo, que se convierte en la provincia de Asia (133 a. C.). La conquista de Numancia concluye las largas luchas contra los rebeldes ibéricos (133 a. C.)

    Con estos éxitos militares Roma revalidó su dominio sobre Italia y amplió su control territorial con la anexión de territorios de Hispania. El potencial demográfico y económico conseguido le permitió continuar su política expansionista hasta terminar siendo la única e indiscutible potencia del Mediterráneo ya antes del 130 a. C.

 

 

Guerras Macedónicas (215-168 a.C.)

 

Paralela a los enfretamientos con Cartago, comienzan unas series de guerras en Macedonia que acabaran también con la conquista de este territorio. La Primera Guerra Macedónica (215-205 a. C.) comienza contra Filipo V que se había aliado con Cartago, y que estaba extendiendo su poder en Grecia. Rodas y Pérgamo piden ayuda a los romanos que deciden intervenir. En la Segunda Guerra Macedónica (200-197 a. C.) Filipo V es derrotado en Cinoscéfalos (197) y su dominio es limitado a Macedonia. Tercera Guerra Macedónica (171-168 a. C.): Roma trata de impedir la restauración de la hegemonía macedónica en Grecia, que pretende Perseo, hijo de Filipo V y con un pretexto inicia una nueva guerra. La Batalla de Pidna (168 a. C.) será decisiva, la monarquía macedónica es abolida y Macedonia dividida en cuatro distritos territoriales. Después de una insurrección es convertida en provincia romana (148 a. C.). Puesto que la Liga Aquea había apoyado la revuelta macedónica, Roma decide su abolición: Corinto es destruida (146 a. C.)

Consecuencias de la expansión romana

 

Roma, desde sus comienzos, se configuró como una sociedad militarista y practicó una política militar, siendo uno de sus objetivos básicos la expansión. Se buscaban intereses económicos (nuevas tierras) o estratégicos (seguridad en las fronteras, aumentar su autoridad política, ....) En una segunda fase, a partir del s. III a. C., los éxitos conseguidos habían generado una dinámica de alianzas políticas, de grupos de poder y de necesidades que implicaban la continuación de su política expansionista. 

En primer lugar, la más alta ambición de cualquier miembro de la oligarquía era el triunfo, la celebración de la victoria, que con su despliegue de procesiones, equiparaba al vencedor casi con un dios. Además, la oligarquía romana adquiría, a través de la victoria militar, prestigio y clientes en las nuevas provincias dominadas. Pero los intereses económicos también jugaban un papel determinante. El botín estaba legalmente a disposición del general, aunque parte se entregaba al Tesoro estatal y otra parte se destinaba a obras públicas que aseguraban la gloria y popularidad del benefactor. También servía para pagar a las tropas. Los pequeños campesinos verán en las guerras la posibilidad de hacer fortuna. 

Por otro lado, los esclavos, metales y todo tipo de productos obtenidos en las guerras proporcionaban un constante beneficio para los comerciantes romanos y latinos, por lo que las guerras y la expansión practicada por Roma contaba con el consenso de todos los sectores sociales. 

Pero la expansión territorial y la acumulación de riquezas habían transformado a Roma. La ciudad se había convertido en la metrópoli con mayor número de habitantes del mundo, lo que amenazaba con la propia existencia de la sociedad romana. La brecha entre ciudadanos ricos y pobres creció. A medida que la sociedad romana se iba polarizando, también lo hacía la escena política. Comienza la República Tardía. 

 

 

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