Antiguas Civilizaciones

Aún no se conoce con exactitud cual era el origen de los griegos, pero es posible que llegaran a la península del Peloponeso antes del año 2000 a. C. Allí encontraron una tierra con ríos y fértiles llanuras -que permitían el desarrollo de la agricultura- y cadenas montañosas con bosques -que ofrecían madera para los barcos y los edificios, y mármol y piedra caliza para los arquitectos y escultores. Probablemente conquistaran la zona y se casaran con miembros de las tribus indígenas. Así, ya en 1450 a. C. habían suplantado a la Creta minoica como la cultura dominante del Egeo.

 

La Grecia de la Edad de Bronce muestra la riqueza de las elites, tal como demuestran los impresionantes hallazgos encontrados en distintas tumbas de fosa, y el comercio con Egipto y el Levante mediterráneo incrementó con la llegada de oro y productos suntuarios. Sin embargo, la caída de la civilización micenica  trajo consigo un período peor documentado, conocido como la Edad Oscura.

 

A partir del s. VII a. C., intrépidos comerciantes y aventureros fundaron colonias por todo el Mediterráneo y el Mar Negro. Durante el s. V a. C., era dorada de la civilización griega, las ciudades-estado, especialmente Atenas, alcanzaron el cénit político, artístico y cultural. No obstante, en esa misma época tuvieron lugar varias guerras. Persia suponía una constante amenaza, y el pulso entre Atenas y Esparta durante la Guerra del Peloponeso supuso un trágico derroche de vidas y recursos. En el s. IV a. C. las conquistas de Alejandro Magno cambiaron el curso de la historia universal y llegaron a extender la cultura e influencia helenas hasta la actual Pakistán.

 

El poder de los estados griegos disminuyó con el tiempo, pero su vida intelectual, cultural y científica ejerció una decisiva influencia sobre la nueva potencia dominante: Roma.